Mujeres Están Libres II Parte

Jul 18, 2018 | Mujeres

Mujeres Están Libres II Parte

Entre los hijos de Israel cualquier varona (mujer) que aparecía en público con un velo se le consideraba una prostituta. Pueden constatar esto en Génesis 38: 14, 19.

En el libro de los Hechos 8: 3, 4 encontramos a Pablo antes de su conversión haciendo estragos con la iglesia, entraba en todos los hogares y tomando a los varones y a las varonas (mujeres) los encarcelaban. Unos se escapaban y se dispersaban por distintos lugares y ahí predicaban el evangelio.

Sin ninguna duda. Pablo encontró estos mismos varones y varonas (mujeres) predicando el evangelio cuando unos años llegó a Corinto.

Las varonas cristianas hebreas no estaban acostumbradas a usar velo cuando se reunían para orar o profetizar. Al ver las varonas griegas que cómodas estaban las varonas judías cristianas preguntaron, “¿Podemos quitar nuestros velos?”.

Pablo respondió: nosotros (la iglesia judía) no tenemos esas costumbres, ni la iglesia de Dios (en cualquier lugar) pero les recomendó que se conformaran a las costumbres de su país sino traerían reproche (deshonra) sobre sus maridos. Por ser confundidas con las prostitutas.

Sugirió que votaran sobre ese tema. “Juzgad vosotras.”  Explicó claramente que no había ningún principio involucrado. Que simplemente era algo de costumbre.

Al hacer eso una varona lo único que podía pasar es que podía ser tomada equivocadamente por una de esas varonas que su cabello fue rapado como castigo por el adulterio. La ley mosaica dice que había que apedrear al varón y la varona como castigo por el adulterio.

Pero entre los griegos el esposo castigaba a su esposa infiel cortándole el cabello, y de esta forma las otras esposas las señalaban con asco su cabello rapado y ellas se gloriaban que no estaban rapadas. El cabello de su esposa era su gloria, era la prueba de que el marido tenía confianza en ella.

Pablo les dijo a estas mujeres de Corinto que él creía que era mejor que se conformaran a las costumbres de sus países y usaran sus velos cuando oraban o predicaban. Pero verdaderamente no importaba ya que al no tener el cabello rapado; tenían la prueba y la confianza de su esposo en su fidelidad.

Pero si su cabeza estaba sin velo y también rapada, eso sería un anuncio público que eran mujeres abandonadas.

Pablo no estaba diciendo que las varonas no debían cortarse el cabello. Eso era un castigo terrible que ansiosamente evitaban, debido a que en ese tiempo entre los griegos era un anuncio público que el esposo de esta varona la había abandonado por causa de su infidelidad.

Esa no es una costumbre de nuestra época, ni en nuestro país entonces no hay ningún principio involucrado a la varona usar el cabello corto. Si ellas quisieran yo no debería criticar a ninguna hermana si prefieren usar el cabello corto o largo.

También me acuerdo de un relato sobre la vestimenta de las varonas. Dijo la hermana que cuando estaba en su adolescencia, pidió a su madre comprarle un velo. En esos días se usaban sobre el sombrero de las varonas y como se sentía ya crecida quería uno.

Una querida señora oyó cuando hizo ese pedido y le leyó Isaías 3: 22 donde el Señor comenzó con castigar a las hijas de Sion por su picardía o libertinaje y mencionó el velo o las redecillas entre muchos artículos de vestir o ataviar que no le traía placer.

El velo se encuentra aquí condenado entre las varonas judías. Debido a que era usado por las prostitutas, Pablo sugirió a las varonas de Corinto que se aferraban a las de ellas ya que con ellas era emblemas de respeto.

En otras palabras, Pablo advierte a las varonas que al ministrar en público deberían de aparecer con vestimentas modestas. Debido a las costumbres de ese tiempo y en el buen gusto era necesario arreglar los detalles de la vestimenta y la conducta.

En I Corintios 11: 10 “Por la cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza por causa de los ángeles” esto se refiere a la unción del Espíritu Santo no a un sombrero.

Una varona no debería de levantarse y hablar cuando el ángel (mensajero o ministros) está hablando, solamente si este ungido por el poder del Espíritu Santo para hacerlo. Las siguientes preguntas se hacen muchas veces.

¿Deberían las varonas ungir con aceite cuando oran por los enfermos, u oficiar en la mesa del Señor?  ¿No es inmodestia que una varona bautice a creyentes, solemnizar matrimonios?

Este capítulo ya es bastante largo, no trataré de explicar estas objeciones detalladamente, meramente diré; si nos adherimos al principio de Gálatas 3: 28 se disolverá en el aire. “No hay varón, ni varona, porque todos vosotros sois uno en Cristo.”

CONTINUARÁ

 

NOTA

Esta semana tocaré la cobertura de la cabeza si es bíblico o no en tres  publicaciones. Si estas interesado en obtener la enseñanza total pueden ir a  https://jimmycoleman.org/index.php/tienda/  y adquirir el libro VARONA

 

 Dr. Jimmy Coleman

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