Liberando A Los Niños
Introduccion
Esta enseñanza es sacada de mi segundo libro “LAS RAÍCES QUE ATAN” y lo dividiré en tres capítulos. Si tienen niños pequeños pueden aplicar estos principios para liberarlos de ataduras del pasado y si son adolescentes o adultos puedes dialogar con ellos referente a lo que vas a leer que sucedió durante esas épocas y si necesitas pedir perdón, orar o lo que Espíritu te guíe a hacer…hazlo. “Tomas una decisión y Dios te establece en tu familia y si no tomas una decisión todo seguirá igual.”
I CAPÍTULO
En el último capítulo hablamos de unos principios para equilibrar el ministerio, ahora quiero darle algunas sugerencias o guías para ayudarle a ministrar niños. Puede ser un ministerio muy efectivo e ir más allá de lo que uno espera o ve.
Los niños también tienen problemas. Muchos adultos saben que sus problemas comenzaron cuando eran niños, y es mejor ministrarles en esa época para que no tengan que crecer y llegar a adultos con estos problemas.
Es muy importante que entendamos a nuestros hijos, sus problemas, y comenzar a orar en lo referente a esas áreas. La oración es lo que ha cambiado muchas cosas en nuestro hogar.
Al discernir lo que ha hecho el enemigo, saber que ha venido a destruir, y al aplicar la guerra espiritual, he visto el resultado al orar por ellos en la noche y en la mañana, es decir, permaneciendo en la oración por ellos.
No debe asumir que no puede hacer nada por los niños, pues como padre tiene una gran responsabilidad y su ministerio debe comenzar en el hogar, con sus propios hijos. Pídale al Señor ayuda y comience a ministrarles.
Dios puede ayudarle a iniciar ahora en lugar de dejarlos así hasta que lleguen a la adolescencia. Esa edad es ya difícil, es bueno comenzar cuando son pequeños y ver las cosas cambiar.
He ministrado a niños que han salido de hogares destruidos y he visto la paz y la sanidad de Dios. En este momento vamos a entrar de lleno a cómo ministrar a los niños y algunas otras cosas que tiene que buscar al estar ministrándolos.
Vamos a usar Lucas 4: 18, cuando Jesús dijo que ” vino a poner en libertad a los cautivos”. Quiero hacerle saber que al diablo le encanta herir a los niños.
Estas heridas no se ven tan significativas en ese momento, o tal vez el niño no tenga señal alguna de ciertos síntomas de lo que sucedió, pero esas heridas producirán su fruto y la persona crecerá siendo un individuo con problemas emocionales profundos.
Tenemos que ser sensibles a las necesidades del niño, ministrar y sanar esas áreas. La Escritura se aplica tanto al niño como al adulto: “libertar a los oprimidos.”
Satanás puede herir al niño desde antes de nacer. El lo planea, y logra obtener su objetivo a través de las debilidades de la madre.
1. EL NIÑO SUFRE. AL SER RECHAZADO. Una de las heridas más profundas que el niño puede experimentar, es la herida del rechazo.
El niño fue creado y nació para ser amado, ser aceptado y de esta forma encontrar su identidad, su autoestima a través del amor y aceptación de los padres.
Encontramos ciertas cosas que suceden en la raza humana, que no suceden en el reino animal. Son los padres rechazando a la criatura. Esto no quiere decir solamente el niño que es echado de la casa o puesto en un basurero, sino que significa que muchos niños no son aceptados desde el principio.
Se les tolera desde el nacimiento, se les pone en un Jardín de Niños o con una nana lo más pronto posible. La responsabilidad de los padres no es llevada acabo, los padres no se dan al niño, y esta situación crea problemas de rechazo dentro del pequeño.
En mi propia familia, mi segundo hijo sufría mucho con lástima de sí mismo y de un sentimiento de injusticia. Era difícil para él recibir corrección, debido a que se sentía maltratado al ser disciplinado o corregido. Esto creó un gran problema.
El nunca ha sido maltratado y no existe ninguna razón por la que debiera tener esa actitud. La mayor de mis hijos no tuvo este problema, ni los dos más pequeño, solamente él, de mis cuatro hijos.
Al ir al pasado para revisar su historial, recuerdo que el tiempo durante el embarazo de mi esposa, fue una época difícil para los dos. Yo no estaba en casa en ese tiempo y había escasez, además yo todavía no era cristiano.
Había mucho rechazo, pues era un tiempo muy difícil y mi esposa trasmitió esos síntomas al feto.
Empecé a recibir estas enseñanzas cuando mi esposa estaba embarazada de nuestro tercer hijo y decidí que no iba a permitir que Satanás hiriera a esa criatura o cualquier otra que tuviéramos.
Ese embarazo fue tremendo, mi esposa estaba llena de amargura y en estado de depresión, en un país extraño y sin sus familiares. Día tras día le hablaba a esa criatura en el vientre y le hacía saber que era amada y que le esperábamos.
Quiero mencionar que al aplicar la guerra espiritual, las intenciones del enemigo no tienen éxito. Mis dos últimos hijos tienen un espíritu tan dulce, y un espíritu de paz.
No son perfectos, pero ha sido para nosotros mucho gozo el criarlos; responden fácilmente al Espíritu de Dios, y aman las cosas del Señor.
En el culto familiar son los que participan más; cuando se van a dormir piden se les relate alguna historia bíblica. Se oró por ellos desde antes de que nacieran. No así con nuestros dos primeros hijos, no éramos cristianos y no sabíamos de estos principios, y debido a esto tuvieron que pasar por consejería o asesoramiento.
Se debería de orar por el niño desde el momento de la concepción, ministrarles desde el vientre de la madre, decirles cuanto se les ama, en fin, hablarles, esto es muy bueno. Eso es un ministerio del Espíritu.
Muchas cosas le son ministradas al niño antes de nacer, y generalmente son cosas negativas. Son muchas las cosas negativas que se le trasmiten al niño antes de que nazca y hay que tratar con ellas al ministrar a los pequeños.
Casi el 98% de los niños que son adoptados sufren de rechazo. Esto es real y puede crear algo muy grande dentro de la vida de un niño. Al ser uno sensible al Espíritu de Dios, se puede ministrar directamente a su espíritu.
Muchos de ellos tienen que quedar desligados del espíritu de la que los dio a luz, por lo que les fue comunicado durante el embarazo; muchas otras cosas les pueden ser comunicadas a aparte del rechazo, como el temor y la ansiedad.
Aquellas cosas que pueden ser absorbidas dentro del sistema del individuo desde el tiempo de su niñez, tienen que ser enfrentadas.
CONTINUARÁ EN EL SIGUIENTE POST
NOTA
Si quieren aprender más de estos principios pueden adquirir el libro “LAS RAICES QUE ATAN” en esta dirección https://jimmycoleman.org/index.php/tienda/
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