Las Cinco Mentes

May 3, 2018 | Crecimiento Cristiano

Las Cinco Mentes

Hay un tiempo para planificar y hablar, y otro para hacer o actuar. Después de haber nacido espiritualmente, el primer territorio que hay que poseer es el de la mente. Es donde el enemigo ha morado y ha logrado tener el control sobre ciertas áreas, las que es necesario invadir internamente para poseerlas. Ese es el reto de todo creyente: conquistar el territorio de la mente para librar la buena y gran batalla.

Los israelitas llegaron a la tierra prometida y el Señor les dijo que se levantaran, entraran y poseyeran la tierra dada a ellos. Satanás lucha para que tú no entres a poseer ese territorio de la mente; él quiere que lo ignores y que digas que solamente vas a caminar en el Espíritu. Ciertamente yo no encuentro en las Escrituras ninguna parte donde diga que un cristiano, para ser fuerte, necesita ignorar la mente, olvidarse y despreocuparse de ella; es una filosofía sin fundamento bíblico, ya que la mente debe entrar en proceso de renovación espiritual, según Romanos 12:2, para que caminando hacia la plenitud de la estatura de Cristo, podamos reinar y proclamar victoria en cada momento y en cada día que transcurre de nuestra lucha espiritual. Además, la mente y el espíritu deben trabajar juntos, debiendo estar la primera en sujeción al segundo.

Antes, la mente era el centro de atención; ahora, en Cristo, debe estar en sujeción, y es aquí donde está el conflicto. La mente siempre ha reinado y dominado, y no quiere sujetarse; más aún cuando el diablo ha tenido tiempo para construir su fortaleza en ella. Es necesario, por tanto, tratar con esas fortalezas en nuestra mente, para no vivir derrotados, atacados y oprimidos por el enemigo, pues si permitimos que esas ataduras permanezcan nos debilitarán y nos inducirán a cometer errores. He aquí la estrategia de Satanás; él se ha propuesto hacer de las suyas.

Satanás lucha por mantener en alguna de estas cuatro características:

  1. una mente pasiva.
  2. una mente engañada.
  3. una mente no renovada.
  4. Una mente carnal.

Estas son fortalezas o ataduras de Satanás ante las cuales tenemos que enfrentarnos para poder poseer el territorio de nuestra mente. Demos gracias a Dios por una mente sana y renovada. El primer y gran mandamiento en Marcos 12:30 dice: “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. De estas cuatro cosas; una es la mente: “Amarás al Señor tu Dios con toda tu mente”. La palabra nos afirma cuán importante es la mente; vamos a ver cómo puede suceder esto.

La mente debe estar en armonía con el espíritu; debe ser renovada y activada por el Espíritu de Dios; II Corintios 10:3-5 dice: “Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino, poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez…”. Lo  primero que se debe destruir son: los argumentos, especulaciones y altivez. El diablo ha tenido tiempo para edificar fortalezas en el área de la mente, a través de especulaciones, temores, imaginación, incredulidad, pensamientos perversos e inmorales. Debemos atacar y derribar argumentos y toda altivez, porque allí es donde trabaja el enemigo, para controlarnos y derrotarnos. La pregunta es: ¿Cómo podremos destruir esos argumentos, y esa altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios? Sin lugar a dudas con nuestras armas espirituales.

El enemigo tiene como estrategia común el engaño; por eso es necesario tratar con esa área desde que nacemos espiritualmente, ya que nuestra mente no es renovada inmediatamente después de la conversión. Hay que cambiar nuestra dirección, dependiendo de la verdad y la luz al penetrar en nuestra mente para iniciar así ese proceso de renovación, inevitable, ineludible, para lograr una mente renovada. Es indispensable que esas áreas de la mente sujetas al engaño, atacadas y oprimidas por Satanás, sean renovadas; que lleven cautivo todo pensamiento que el enemigo ha usado como instrumento para nuestra destrucción; esos pensamientos que no han estado de acuerdo con la palabra de Dios.

Antes de llegar a Cristo estuvimos tan programados por Satanás que éramos como esos proyectiles que se diseñan y construyen para recorrer una determinada órbita y luego destruirse. En otras palabras, lo que el diablo venía haciendo en nuestra vida, tenía una meta de destrucción, derrota, confusión y fracaso. El concepto que tú tienes de tu persona fue programado por Satanás a través de tu propia vida, y por eso él te puede decir que tú eres esto o lo otro, que no puedes hacer esto ni aquello; é1 saca a relucir lo que él mismo te enseñó acerca de tu persona. Esa maleza, sembrada por el enemigo en tu vida, tiene que ser sacada de raíz, como también la que cultivó en tu mente acerca de Dios y de otras personas. Tienes que tomar el tiempo necesario para que la palabra y el Espíritu puedan sacarte toda esa maleza y renovar tu mente.

Nuestra mente es como la tierra, la cual al no ser cultivada y cuidada, es invadida por la maleza; este tipo de cosas llenan de maldición este mundo. Al entrar en el terreno de la mente vamos a encontrar malezas, basuras, y todas esas cosas que no sirven y que absorben la fuerza de la tierra que es el poder de la mente. En las Escrituras, II Corintios 4:4 dice que el dios de este siglo, Satanás; cegó el entendimiento de los incrédulos, así estaba nuestra mente, ciega, oscura. El entendimiento de ellos se embotó, dice II Corintios 3:14, sin flexibilidad, como la tierra dura, difícil para que algo crezca. Efesios 2:3 nos dice claramente que “todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de la carne, haciendo la voluntad de ésta y de los pensamientos”; se ve que la mente y la carne estaban unidas atadas, cumpliendo la voluntad del enemigo.

Colosénses 1:21 se refiere a lo que eras en otro tiempo, la clase de mente hostil que poseías, que te hacía enemigo de Dios. Al levantarte para derrumbar esas fortalezas, habrá hostilidad o guerra, resistencia a las cosas de Dios; de allí la necesidad de que tu mente sea renovada, para que, aun estando en los caminos del Señor, no camines inseguro, en una semi-oscuridad. Es urgente, entonces, que todas las áreas de tu mente salgan de la oscuridad, como nos lo recomienda Watchman Nee, porque las que permanecen a oscuras o semi-oscuras se convierten en centros de operaciones de espíritus malignos, operaciones del diablo.

La mente carnal es la que se ocupa de la carne, de las obras que producen muerte; lo dice así Romanos 8:6. Cuando se habla de muerte se habla de destrucción, del deterioro de la persona. El versículo 7 nos dice que la mente carnal es enemistad con Dios, es la que no se sujeta a la ley de Dios.

Ya hablamos del engaño, ahora trataremos de la perversión. La mente es como un estanque con todo tipo de corrupción; no puede haber algo más corrupto, pues retiene todo y aun se rebasa sale y te deja en un estado de suciedad. Los que han estado involucrados en el ocultismo o con raíces de éste, de hecho tienen una mente afectada, y muchas veces los síntomas de una raíz de ocultismo vienen a ser una mente pervertida, es decir, existe una lascivia que no se puede satisfacer y un fluir de pensamientos sucios que vienen y van.

Aunque la persona no está entregada al ocultismo, su mente está siendo atormentada por esto. La raíz de ocultismo abrirá la puerta de la mente a todo tipo de corrupción, perversión. Al aconsejar a personas con estos problemas tenemos que tomar en cuenta los síntomas: puede haber una raíz de ocultismo, ya que una mente no renovada es susceptible al engaño.

Estrategias de Satanás: engaño y pasividad

Engaño. En II Corintios 11: 3 nos dice el apóstol: “Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, tus sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo “; una persona con orgullo abre las puertas al engaño y es así como éste entra a su vida para destruirlo.

Una mente fanática, inflexible, dura y cerrada genera un espíritu fanático. No estoy hablando de  demonios, sino del espíritu del hombre que tiene ese tipo de mente. Michael Harper dice que un espíritu fanático es señal segura de engaño, que procede del enemigo y está lleno de entusiasmo y energía; pero la persona que tiene ese espíritu está cerrada al razonamiento; es dura y dogmática; no quiere escuchar a otros; ella dice que oye de Dios.

Yo sé que el cristiano debe ser fanático, entusiasta, pero el espíritu del engaño es otra cosa. He encontrado a individuos engañados, muy fanáticos; no se puede razonar con ellos; tienen la mente cerrada; son duros y critican; es difícil acercarse a ellos sin que nos golpeen con sus asperezas; ésta es una señal segura de engaño. Las personas así han entregado esa área de su mente al engaño, en donde están encerradas y no permiten que ni tú, ni nadie se les acerque; han determinado dedicar esa área al engaño; no está abierta a la razón. Este fenómeno se puede ver claramente en las sectas, las cuales pasivamente van lavando el cerebro a los miembros de la congregación u organización, dedicando a ello largas horas durante el día, en otras palabras están siendo programadas para no pensar; solamente obedecer y someterse. Ejemplos claros y recientes de esto se pudieron constatar con los dramáticos suicidios masivos; primero en Guyana, con Jim Jones, hace ya varios años; y en estos días, en Waco, Texas, con David Koresk, donde decenas de personas perdieron la vida por haber cerrado su mente a la razón. Ese procedimiento no es del Señor, quien nunca destruye la mente, más bien capacita y desarrolla en ella la habilidad para pensar.

He visto a personas caer en engaño, usando erróneamente, I Corintios 2:16 que nos dice: “Mas nosotros tenemos la mente de Cristo”, y llegan al punto de creer que todos los pensamientos que les vienen a la mente son de Dios. He visto a otros también caer en esta equivocación, con la profecía o palabra de sabiduría. Debemos ser muy cuidadosos para discernir nuestros pensamientos: si son o no guiados por la voz de Dios; nuestros pensamientos deben protegerse porque pueden mezclarse; es necesario estar seguros de que vienen del Espíritu y no de nuestra mente. Si tú piensas que todo lo que viene a tu mente es de Dios, es un engaño; de esa manera comienzas a pensar que eres muy espiritual.

Realmente no se tiene en forma automática la mente de Cristo hasta en tanto no haya sido renovada, caminando en el Espíritu, y la palabra morando en uno. Otra forma de engaño es cuando se dice “Dios me habla a mí”: es creer que uno es guiado por el Espíritu Santo sin necesidad de la mente. Esta es una posición peligrosa que fácilmente, conduce a estar engañado por el enemigo. Dios habla a través de tu espíritu, y tu mente debe estar en armonía con é1 para comprender lo que te está diciendo. Satanás se complacería en que le entregaras tu mente. Desde el momento en que digas que no tienes que pensar, ni razonar, que tú no necesitas de tu mente, te estás sujetando al enemigo.

Una joven vino desesperada, y con una pasividad terrible manifestó que había decidido poner todo su corazón en Dios; obedecerle  y servirle; consultarle sobre toda decisión; cuando iba al supermercado sentía confundirse en cuanto a lo que debía comprar, qué cantidad, etc. Cuando tú entregas el derecho de tomar decisiones y dejas la mente en blanco, sin poder resolver nada y siguiendo las cosas en una forma lógica, cualquier función de la vida va a llegar a ser tan pasiva que el diablo te arrastrará a seguirlo.

Esta joven, al levantarse, le preguntaba a Dios hasta el color del vestido que debía ponerse, qué actividad hacer, si esto o aquello, porque quería ser guiada por el Espíritu Santo en todo. De momento comenzó a sentir que dejaba de ser una persona, que no podía tomar decisiones y que su mente estaba confundida. Al tratar sobre la voluntad, veremos más ampliamente, qué pasa cuando es entregado el derecho de tomar decisiones.

Nunca ha sido la voluntad de Dios que tengas una mente pasiva; lo cierto es que no necesitas tenerla para ser guiado por el Espíritu Santo. Una mente pasiva nunca permitirá que seas guiado por el Espíritu de Dios. Jesús dijo: “conocerás la verdad y la verdad te hará libre”. Es la verdad entrando como luz a esas áreas oscuras de tu mente que te liberta de las ataduras del enemigo. Hay que recibir la verdad, la luz y permitir que penetre para que descubras y te enfrentes con el enemigo, quien te ha oprimido, atado y engañando en alguna área de tu vida.

Pasividad. A1 entrar en el terreno de la mente, muchos se enfrentarán a la pasividad. Watchman Nee dice: “El cristiano que permite que su poder de razonar se quede en la inercia, y acepta cualquier pensamiento que lo traiga a ese estado, se coloca en una clara posición para ser atacado por el diablo”. Dice también: “Si un hombre no usa su inteligencia, tampoco lo hará Dios, pero espíritus malos sí lo harán, pues ellos requieren una mente en blanco y una voluntad pasiva”.—– CONTINUARÁ.

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